David Sánchez Juliao está aquí en Montería. Nos pertenece más a los monterianos que a los loriqueros. Lorica ha sido solo su feudo literario, pero Montería también compite, porque muchos coterráneos hemos sido sujeto de inspiración. En el año 1960, David siendo adolescente llega a la capital de Córdoba y desde ese día no se ha despegado; a partir de esa fecha lo estamos viendo, en un tiempo anduvo por las calles del villorrio porque eso era nuestra urbe hace cuarenta años, después partió a recorrer el mundo llevándose como musa nuestra cultura. Pues, desde entonces no ha dejado de estar en contacto con nosotros, porque aquí tiene muchos amigos que le guardamos un inmenso cariño como a ningún otro.
Después partió a Bogotá. Vivió en la residencia Carlos V, una construcción estilo inglés que estaba situada en la carrera 5 con calle 35; en ese momento su mente la tenía puesta en la meta del triunfo como escritor, y así fue, coronando su proyecto de vida. Durante el recorrido por las aulas universitarias compartí con él muchas cosas, las reuniones que hacíamos eran para comentar el ambiente social y político que se vivía en nuestro departamento, en ese entonces para nosotros éste no era el lugar propicio para el cultivo de la inteligencia. Conclusión: Había que buscar otros horizontes fuera de Córdoba.
David partió. En México estuvo presente en dos épocas distintas, la primera durante los años 1970 y 1972 que anduvo por todos los recovecos de las letras de la ciudad, lo cual le sirvió muchísimo para su proyecto; sin lugar a dudas, fue la fuente que nutrió su espíritu teniendo en cuenta que en ese país se respiraba un gran ambiente literario. Este viaje se convirtió en el punto de partida de la carrera intelectual de David Sánchez Juliao. Luego, en México pasa una segunda temporada entre 1981 y 1982, que aprovecha para recorrer los cuatro puntos cardinales, y de allí sale una de sus obras más leídas titulada: “Pero Sigo Siendo el Rey” que fue publicada en 1983, galardonada en el III Concurso de Novela Colombiana Plaza & Janés, y posteriormente llevada a la televisión.
En su vida como hombre independiente, libre y universal ha recorrido el mundo; ha dictado conferencias en muchas ciudades de otros países sobre temas internacionales y el contenido de éstos, por lo sustancial y filosófico, ha sido reconocido por hombres ilustres.
Durante el paso del tiempo, David no ha dejado de estar en contacto con los monterianos, y quizás más que con los loriqueros. Esta ciudad lo quiere porque la gente lo conoce suficientemente, hasta el punto, que mientras aquí no falta uno que otro “liso” que lo salude con la familiaridad llamándolo: “Davi” —nombre éste que a pesar de ser reservado para sus amigos más cercanos acepta sin ningún reproche— apenas en Lorica saben que él existe cuando una familia de vieja data lo invita a comer quibbe. Lo que sí sé es que ese trato popular lo recibe bien, llámenlo como quiera siempre será el cariñoso escritor que conocimos joven y siendo ahora mayor sigue igual.
Como ayer, recuerdo el festejo de su primera década como escritor en 1983 porque lo viví; ese día en ceremonia especial se lanzó el libro denominado: “Una Década”, publicado por Plaza & Janés que recoge sus trabajos divulgados en el tiempo comprendido entre 1973 y 1983. En este compendio aparecen seis volúmenes de cuentos, entre otros la primera serie de su trabajo: ¿Por qué me llevas al hospital en canoa, papá?, fechado en junio de 1973.
David Sánchez Juliao es un ser que encaja en todo núcleo social con facilidad asombrosa porque lo conozco como a mi propia palma de la mano. Sé que Montería es su ciudad, aunque nació en Lorica nosotros somos merecedores de su cuna.
Tan carentes del concepto de amistad, valen las palabras de Leonardo de Vinci: “Debes reprender en secreto a tu amigo y alabarlo en público”.
