EN EL MUNICIPIO DESFONDARON EL CALDERO

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Los embargos ascienden en los escasos 18 meses transcurridos de la actual administración del Alcalde de Montería a $8.127 millones. Lo que quiere decir que después de raspar la olla, se comieron el “pegao” y de tanto limar  desfondaron el caldero. Ya es hora que el Concejo Municipal se apersone del grave problema que representa la enorme crisis fiscal del Municipio y tome la determinación de estudiar y aprobar el proyecto de acuerdo que adopta como tabla de salvación la figura de la reactivación empresarial consagrada en la Ley 550 de 1999.

Es grande el hueco fiscal que ha causado el desbarajuste administrativo por los embargos, tutelas, comisiones, intereses, coimas, a lo cual se agrega el déficit fiscal y el desequilibrio presupuestal, con la consecuencia, que si no se toman las medidas ya, el problema económico se agrandará. Mientras en el año 2001 fueron trasteados $2.899 millones, en el 2002 hasta el mes de julio volaron $5.228 millones; prácticamente estas cargas se comieron el rendimiento del impuesto de industria y comercio.

La turbulencia económica no es un hecho aislado, es el producto del caos de la administración de todos los recursos municipales tolerado por quienes han tenido en sus manos la obligación de impedirlo. Para seguir en la fiesta, se ha creado mucha desinformación alrededor de lo que es un proceso de reactivación empresarial, y por eso no hay seguridad para adoptarlo. El Alcalde ha sido un hombre frío en este tema, la presentación del proyecto de acuerdo al Concejo ha obedecido más a la presión ciudadana que a una decisión autónoma de la administración, habiendo por ese motivo mucha tela que cortar y sinnúmero de intereses que destapar.

Se sabe que de la aplicación de la Ley 550 se desprende un “acuerdo de reestructuración”, el cual es un pacto multilateral que tiene por objeto corregir las deficiencias que se presenten en la capacidad de operación del municipio y atender las obligaciones pecuniarias, de manera que la entidad pueda recuperarse dentro del plazo y en las condiciones que se hayan previsto para la atención de las acreencias y los pactos temporales de concertación laboral, imponiendo al representante legal, a los administradores y a todos los acreedores internos y externos unas obligaciones que se deben cumplir.

La mayor ventaja está en que una vez se firme el Acuerdo de Reestructuración no se podrá iniciar ningún proceso de ejecución contra el municipio, quedando suspendidos los que se encuentren en curso y los dineros embargados serían devueltos al tesoro municipal; así de sencillo, y los acreedores podrán contar con su plata sin tener que recurrir a los intermediarios. Lo cierto es que una medida de esta categoría le conviene al municipio, por ser el procedimiento adecuado para salir del atolladero fiscal, teniendo en cuenta que si no se decide por su implantación el otro camino es escarpado. Es posible que se tenga que recurrir a medidas extraordinarias como la contemplada por el artículo 19 de la Ley 617 de 2000, que obliga a los municipios que incumplan los límites de gastos indicados en esta misma ley a contratar los servicios que prestan o asociarse con otras entidades del mismo orden o sea a perder su autonomía, porque este sería el caso del Municipio de Montería.

Es muy preocupante la actual situación, puesto que el Concejo Municipal sigue divagando para decidir si recurre o no a la figura que consagra la Ley 550 de 1999 —supuestamente no es un chicharrón— es un mecanismo sencillo a través del cual se pueden salvar las finanzas del municipio. Para tomar una decisión de esta índole no puede haber duda señores Concejales; aunque los leguleyos presionen para aplazar su adopción, sería un grave error negar la aprobación del Proyecto de Acuerdo aunque su presentación haya sido tardía. El Concejo en este momento tiene un compromiso con la ciudadanía; si a un sector de sus miembros les ha faltado vigor para defender a la ciudad del saqueo, otros que han demostrado capacidad de trabajo pueden persuadir y lograr la aprobación del proyecto de acuerdo.

El poeta persa M. Saadi dice: “Se recibe a los hombres según el vestido que llevan, pero se les sale a despedir según el talento que han demostrado”.

Por Edgar Vergara Figueredo

EDGAR VERGARA FIGUEREDO

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